viernes, 1 de abril de 2016

¿Dónde está tu confianza?

Todo el mundo confía en algo, aunque algunos lo nieguen, todos confían en algo, algunos confían en sus habilidades, otros en su pareja, estudios, familia, etc. Todos tenemos fe en algo, pero no importa cuanta fe tengas en algo, porque tu fe no importa tanto sino el objeto de tu fe, a través de la biblia vemos que solo hay un objeto digno de fe y ese es el Dios de Israel, el cual envió a Su hijo a morir por nosotros. Encontramos una historia en los capítulos 36 y 37 del libro de Isaías que nos guiarán a entender este principio.

En el año 716 a.C. ascendió Ezequías al reinado de Judá, el cual fue un rey bueno y mucho mejor que su padre, pero ante el inminente avance de las tropas asirias, Judá se vio sitiada (701 a.C.).

"¿Qué confianza es esta en que te apoyas?" (Isaías 36:4)

Fue la pregunta que le hizo el General militar (Rabsaces) del rey de Asiria a Ezequías ante la inminente conquista de Judá, la cual se iba a realizar, hasta que Ezequías depositó su confianza en el Señor en oración a Él, antes de eso todo para Ezequías parecía perdido porque tenía su fe depositada en algo sin valor.

Desde el versículo 4 hasta el 20 del capítulo 36 hay un discurso prologando del General asirio desafiando a Ezequías (aunque este había enviado siervos a hablar y no estaba presente), cuando Ezequías oyó todo esto rasgó sus vestiduras en señal de enojo y a la misma vez como señal de temor (36:22).

Cuando no confiamos en el Señor (la confianza de Ezequías estaba en su poderío militar) y prestamos atención a las tentaciones del enemigo empezaremos a dudar en nuestro corazón. Podemos ver que siempre Ezequías tuvo fe, pero al principio no en el objeto correcto. Aquí algunos ejemplos de dudas que puso el general asirio en Ezequías:
  1. ¿Será Dios suficiente para ti? (7)
  2. ¿Tu bienestar es más valioso, que el de los demás? (8)
  3. ¿Está Dios de tu lado? (10)
  4. Dios no te podrá librar de esta (20)
Cuando no tenemos toda nuestra fe depositada en el Señor, empezaremos a escuchar la voz del enemigo y si no examinamos nuestro corazón a tiempo, caeremos en las manos del enemigo, debemos luchar con todo y poner nuestra confianza en el Señor creyéndo que Él nos librará de la prueba, de lo contrario caeremos en la tentación del enemigo. Ezequías no llegó a este punto, él fue en dirección al Señor y oró pidiendo liberación, en respuesta a esto Dios se la otorgó (37:15-20).

Dios se glorifica cuando sus hijos confían en Él, nos libra de nuestras pruebas por amor a Su nombre y a nosotros (37:35), Jehová libró al pueblo de Judá de la mano de los Asirios.

"De rodillas ante Dios, de pie ante el mundo" es una buena frase para concluir, cualquier prueba debe ser enfrentada con toda la confianza en el Señor, Él es poderoso y nos da la victoria, se complace en ayudarnos ya que confiar en Él es una muestra de humildad y no debemos olvidar que "Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes"

por Fabián Maturana

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